Trastornos del ánimo, Depresión, Ansiedad, Estrés, Trastornos de la conducta, Trastornos Obsesivos Compulsivos, Neurosis, Psicosis, Trastornos de alimentación, Anorexia, Bulimia, Angustia, Inhibición, Miedos, Trastornos de la personalidad, Celos, Conductas adictivas, Conductas agresivas, Violencia...
Dificultades de aprendizaje, Dificultades de atención, TDAH,
Agresividad, Inhibición, Trastornos de alimentación, Dependencia,
Angustia,
Ansiedad, Trastornos del sueño,
Enuresis, Encopresis, Tristeza...
Dificultades de comunicación, Incomprensión mutua, Celos, Reproches, Problemas con la pareja, Dificultades sexuales...
Tan pronto como algo en sí mismo nos causa sufrimiento recurrente, aunque parezca poco importante para los demás, ya es motivo de consulta.
A veces la vida nos enfrenta a situaciones difíciles (crisis sentimentales, accidentes, enfermedades, duelo) en las que el sufrimiento es tan intenso que necesita ayuda y apoyo de un profesional.
En otros casos, hay una incomodidad duradera que ha estado con nosotros durante mucho tiempo, pero por miedo, vergüenza o ignorancia, no nos atrevemos a consultar a un psicólogo.
Sufriendo, sintiéndote mal, dudando constantemente, estando constantemente insatisfecho, viviendo con pensamientos oscuros, sentimientos intensos e inexplicables, sintiéndote solo, a menudo enfermando, viviendo con ansiedades, pánico que no entiendes... son motivos para permitirte trabajar con un psicólogo.